ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Que caiga todo el peso de la ley sobre “la manada”.




Por Consuelo Jiménez de Cisneros

Cuanto más leo sobre la violación colectiva llevada a cargo por esa repulsiva pandilla que se autodenomina “la manada”, más indignación siento. No se trata solo de abuso sexual. Se trata de abuso del fuerte (cinco hombres adultos) contra el débil (una joven, casi una niña, que va de fiesta y bebida). Se trata de la burla, de la cosificación, de aprovecharse de una muchacha y dejarla literalmente tirada, indefensa, incomunicada, porque, tras el múltiple agravio –violarla, filmarla y humillarla sin límites- le roban y destruyen su teléfono móvil.

Lo peor de esta historia es tener que escuchar la voz de los delincuentes: “en ningún momento dijo que no, en ningún momento se resistió...” Puedo asegurar, con conocimiento de causa, que cuando una persona está en estado de shock, se queda sin palabras. Si fuera cierta la versión mentirosa de la manada mendaz, si la diversión hubiera sido consentida y por tanto compartida, la muchacha habría seguido con ellos después del rato de juerga del descansillo. Habrían vuelto juntos a la plaza del Castillo a tomarse la penúltima copa.

¿Qué clase de padres de familia, de ciudadanos de bien, pueden ser estos individuos que ahora se disfrazan de personas normales, afeitados y encamisados? ¿Con qué cara pueden mirar a sus madres, a sus hermanas, a sus amigas, después de lo que hicieron? Si tuvieran un mínimo de decencia, un rastro de la esencia moral que caracteriza a los seres humanos, reconocerían su culpa, pedirían perdón, asumirían su castigo. Pero no. Los cinco miserables y sus abogados manipuladores muestran lo bajo que se puede caer en un horror que va más allá de machismos y violencias de género: un horror muy viejo que consiste en utilizar a un ser humano para divertirse como si fuera una cosa, un juguete, un “kleenex” de usar y tirar. Y a una cosa, a un juguete, a un kleenex, no se le pide permiso para nada ni se espera que lo conceda.

Que caiga todo el peso de la ley sobre la manada. Y que quede clara una cosa: ella no formaba parte de la manada.